la Kleñito y yo

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felices fiestas!

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¡¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!!

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Disfruten con sus familias este lindo tiempo :)

happy halloween

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Gatitos negros y brujas en una noche especial

viernes, 30 de diciembre de 2011

Es y no puede dejar de ser

Se llama Linda, y es linda. Tiene trece años y sólo quiere ser igual a sus compañeras, a esa edad la originalidad no es una virtud ni una meta, simplemente es lo último que quieres que te digan, a nadie le interesa ser especial. Ella quiere parecerse a sus compañeras. Toda las noches ruega despertar y ser una más, una del montón. La gente no sabe lo que dice cuando piden ser especiales, diferentes. El problema es que cuando uno quiere ser así, siempre está pensando en una diferencia buena. Ser más bonita, más alta, tener mejor voz… La gente no sabe lo que dice cuando pide ser diferente. Linda es linda, pero también es diferente. Su diferencia no es de las buenas, es una diferencia que la hace rogar por ser como el común de las personas. Su diferencia es aun distinta, porque no es como cuando uno ve a alguien en la calle y le falta una pierna, no es algo de lo que la gente conversa, así que ella puede ir por la vida sin escuchar esos molestos comentarios a sus espaldas. Es mejor porque no la están haciendo sentir mal todo el tiempo. Es peor porque su diferencia esta muy adentro suyo. Es peor porque la más consiente de ella, es Linda.

Ella quiere ser igual a todas, quiere ser confundida con su amiga Lorena. Quiere ser pasada por alto, le gustaría no resaltar en el medio de una multitud, le gustaría que no la hubiesen elegido, a ella, a Linda. Es cierto, dijimos que lo que hace a Linda diferente, no es algo que salte a la vista, pero esa diferencia es la consecuencia de algo en ella. Hay algo atrayente respecto a ella, no estéticamente. Simplemente que cuando hay un grupo de gente reunida, las personas tienden a fijarse mas en ella que en los demás, tiene esa cualidad que la mortifica. Pasa horas analizando su rostro, sus ojos no tiene nada de extraordinarios, su pelo es común, su boca apenas es colorida, su nariz es casi invisible. Pero todo el conjunto parece ser la combinación exacta. La combinación perfecta para atraer desgracias. Si ella tuviera un rasgo diferente, sólo uno. Todo el equilibrio se rompería y se acabaría su maldición. Bueno en realidad no, ya está hecho y es imposible retroceder el tiempo, pero si se pudiera… Ay si se pudiera.

Linda y su diferencia van a todas partes juntas, se diría que casi se sienten a gusto las dos, solas. Porque finalmente son ellas contra los demás, contra esa masa homogénea tan común, pero a la vez tan exclusiva, que testarudamente se ha negado a aceptarlas. Linda y su diferencia conviven día a día, son como amigas, amigas que pelean todo el tiempo. Linda quiere desprenderse de ella. Y ella, ella quiere quedarse, le gusta ser la distinta, le gusta hacer de Linda una niña especial, más bien una mujer.

La difícil etapa por la que pasa Linda, no es algo hormonal, tampoco se trata de algo reciente, esta “cosa” con que anda es un distintivo, se trata de algo con lo que ha peleado por varios años, Linda no quiere esta terrible diferencia, linda no quiere ser especial, no quiere ser mirada con otros ojos, le encantaría –amaría- ser tan aburrida y corriente. Pero la verdad es que a pesar de todo, su vida no es aburrida, es emocionante y se podría hacer una película con ella. Pero quién le pregunto a Linda si quería eso, ¿alguien le propuso hacer una alocada aventura de la que pudo ser una larga y lenta vida, sin resaltos ni sorpresas? Nadie, ese es el problema, nadie le pide su opinión, no se la pidieron entonces y no se la piden ahora, todo pasa muy rápido. Todo avanza sin su permiso, y la gente se arremolina a su alrededor porque ella no es como los demás, la gente no se funde a su lado, la gente se opaca. Se separa y ella queda al medio y sola. Sí, Linda está sola, y no es que sea una ermitaña, lo que pasa es que no se ha podido labrar un lugar. Paradójicamente la gente siempre deja un espacio para ella pero no la incluyen, es un aparte. Porque como ya sabemos, ella no es como toda la gente, y la gente no es como ella. Siempre se dice que somos todos distintos, pero es solo otra forma de decir que somos iguales. No es que no haya otras Lindas por allí con sus mismos problemas, no es eso. Pero cómo puede saber ella dónde encontrarlas, y ser todas iguales sin importar que haya otro grupo de iguales diferentes a ellas, si están justo como se encuentra ella. Tratando de pasar desapercibidas, intentando ignorar su diferencia, ocultando esta circunstancia que las hace distintas. Claro que hay otras lindas, pero esta diferencia es interior y no se ve a simple vista. Podría hablarles. Aunque nadie se atreve a contar esas cosas. La gente por lo general no anda con una tarjeta de presentación que diga: Linda X, diferente.

No, la verdad es que no hay solución, y cuando Linda es consiente de esto es cuando más sola se siente. Cuando se siente menos linda, se siente sucia, usada y triste. Le gustaría cambiar su nombre, hay que decirlo. Si pudiera se llamaría Similar, Ordinaria o incluso No Tan Linda, No Tan Bonita. Fea, a ella le gustaría llamarse Fea. ¿Se fijaría la gente en alguien que se llame Feo? ¿Se imaginaría su mamá que al llamarla con un adjetivo, con ese adjetivo, limitaba su vida a un camino pedregoso y desolado? Por fuera es linda, se llama Linda, pero por dentro es cochina y poco agraciada, por dentro pudo ser todo lo común que hubiese querido, pero no lo fue, no será. Pero sigue siendo Linda, hermosa a la vista de su familia, envidiable en los ojos de sus pares, presumida para las envidiosas, desagradable para las presumidas… Linda, ese es su nombre y es linda pero también es una niña diferente, una niña a la que la cambiaron, una niña que fue, que no es, ahora solo es Linda.

Tiene ese fantasma que la habita, y no es que esté poseída, sólo que hay algo con lo que carga, y ese peso la obliga a andar más lento. Caminando por su terrible vida a paso de tortuga y es cansador. Una vez más Linda se mira en el espejo. Trata de buscar la singularidad. Es paradójico que físicamente sea común y corriente y aun así, sea diferente, totalmente diferente. Linda, la que es linda pero quiere ser fea, quiso ser fea, rogó por ser invisible, está a punto de cumplir sus deseos. Ella va a tomar una decisión que la cambiará para siempre. Alzará su voz y hablara directo a todos, les dirá qué piensa. Los mirará a los ojos y será sincera. Y eso es lo único que puede hacer que la gente lo ignore a uno. Dirá sus problemas. Pero como ella era diferente, en su caso las cosas no fueron así, la gente no la ignoró.

Con sus dedos suplicantes tratará de alcanzar sin éxito las pastillas que están en su mesita, pero lamentablemente la enfermera se dará cuenta a tiempo.

La verdad es que Linda no tiene trece años, ni catorce, hace ya bastante tiempo que vive en una institución para gente como ella, otras Lindas. Es una persona que se quedó estancada en esa edad, tuvo un trauma que nunca pudo superar y por eso sigue reviviendo una y otra vez su triste infancia y preadolescencia, lo más triste es que hace rato que no está sola, hace rato que la acompañan casi puras Lindas, hace rato que ella es como los demás y sólo los encargados son diferentes, sólo los enfermeros son excluidos, sólo los auxiliares son apartados.

Hace bastante tiempo que ella dejó de ser la única y se convirtió en otra del montón. Pero ya no está en su mente como para apreciarlo, y si estuviera seguramente no le parecería tan maravilloso. Linda es la que fue linda y se volvió fea de tanto desearlo, la que quiso ser común y se volvió corriente. La que era linda y ya no lo fue más, pero su nombre sigue allí como haciéndole burla, y seguirá allí recordándole lo que es y no puede dejar de ser.

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