la Kleñito y yo

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kijiau!

felices fiestas!

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¡¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!!

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Disfruten con sus familias este lindo tiempo :)

happy halloween

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Gatitos negros y brujas en una noche especial

domingo, 28 de noviembre de 2010

Madre Tierra, Madre Naturaleza.


La Madre Tierra y la Madre Naturaleza eran hermanas. Muchos las confunden, otros incluso creen que son la misma, pero no. Son hermanas, hermanas gemelas. Por supuesto que no han sido madres siempre, también fueron hijas, sobrinas, primas y, claro, hermanas. Eran muy unidas, aun si no hubiesen sido gemelas es probable que la gente las confundiera. Pero eran gemelas, idénticas excepto por el color de ojos (una los tenia verdes y la otra café). Esa sutil diferencia hacia un mundo de cambios, porque ellas veían las cosas de diferentes maneras, lo curioso era que aun así lograban comprenderse a la perfección. Tan opuestas eran las visiones que tenía cada una, que se encontraban al otro extremo convirtiéndose en iguales. Cuando hablaban entre ellas se entendían antes de siquiera terminar las frases, imaginaban casi las mismas cosas y soñaban casi exactamente igual, algunas veces se encontraban en esos sueños y decidían juntas a donde irían a pasear. La mejor amiga de ambas era la Noche, una agradable y tranquila niña que soñaba con tener una hermana con la que compartir sus aventuras y deseos como lo hacían sus amigas, el Día era su amor platónico, aunque nunca se habría atrevido a confesarlo. Los cuatro eran un solido grupo pero difícilmente lograban encontrarse todos a la vez. Poco antes de convertirse en madres, lo que como todo lo demás hicieron casi simultáneamente, las hermanas Naturaleza y Tierra hicieron una promesa: pasara lo que pasara en sus vidas, siempre estarían juntas y si algo las llegaba a separar, se encontrarían en un sueño. Pasó el tiempo y ambas tuvieron hijos, naturaleza tuvo a los pájaros, los insectos, al hombre y otros animales. Tierra tuvo a las flores, los vegetales, los árboles y la fruta que venia de ellos. En un principio todos los primos se llevaban bien, se querían y cuidaban unos de otros. Los hermanos también eran buenos entre si. Pero a medida que crecían, los pequeños desacuerdos también se hicieron más grandes y comenzaron a pelear. Las madres no sabían cómo arreglar estos problemas sin dejar que las familias se separaran, por aquellos días Noche también había sido madre, la Luna y Las Estrellas fueron su abundante descendencia. Nadie sabía quién era el padre, pero algunos rumores sobre un el crepúsculo y un encuentro secreto entre la Noche y el Día parecían explicarlo. Al verlas en ese apuro Noche le ofreció ayuda a sus amigas. Los conflictos entre primos, e incluso duras batallas entre hermanos, eran cada vez más fuertes. Cuándo uno de los hijos de Naturaleza, Hombre, mató a su primo Árbol, Tierra se deshizo en llantos y sus lágrimas se convirtieron en mar antes de que Noche e incluso Naturaleza pudiera hacer algo. Desesperada Naturaleza se vio sola, sin su hermana su existencia no tenia sentido. Era una mitad, algo incompleto. Temiendo ver cómo sus hijos se mataban entre ellos o a los hijos de su hermana que eran como suyos también, recordó el pacto que había sostenido con su gemela. Le cobró la palabra a Noche y esta le ofreció un sueño tranquilo por un largo tiempo. Allí buscaría a su hermana hasta encontrarla y entonces estarían juntas por siempre, como habían acordado. Buscaron un lugar cómodo y Naturaleza se tendió esperando que Noche hiciera lo suyo. Al contacto de su piel con el suelo algo pasó, y la tierra floreció y se volvió verde. Viendo ésto Naturaleza se calmó y fue a buscar en sus sueños infinitos a la hermana que siempre estaría acompañándola por aquellos lugares donde nada es imposible porque los limites aun no se inventan. Los hijos de ambas mujeres aun andan peleando por el mundo y, lejos de extrañar a sus madres, casi no las recuerdan. Pero cualquiera de estos días la Madre Naturaleza y la Madre Tierra van a despertar. Porque saben que sus hijos tienen un castigo pendiente. Cada vez que lo recuerdan, se sacuden en sueños vueltos pesadillas, entonces la frágil memoria de su progenie vuelve a esos días y tiene un atisbo de lo que les puede pasar si siguen con las violentas discusiones, pero apenas las madres se revuelven en sus sueños otra vez, ellos se confían y siguen en lo mismo. Pero no se olviden que la Noche les brindó un largo sueño, no uno interminable, y nada es para siempre...

viernes, 26 de noviembre de 2010

1, 2, 3 chin chin o quiebra



Mientras trataba de entender lo que tenía que hacer, (una breve investigación sobre los abundantes casinos ilegales.) y buscaba un local de maquinas de juego, me enredé y se me perdió la tienda a la que iba. Pero al dar una vuelta, inmediatamente me encontré con otra. Y es que está lleno de esos lugares en el centro y en otras partes también. Será que es un buen negocio. Entré preguntando cosas y datos, pero resulta que no les gusto mucho la idea de que hiciera preguntas, según me dijeron, estaba el jefe y se podía enojar si yo andaba “investigando” y al reiterar lo de las preguntas, su respuesta fue, “mientras no sea nada comprometedor” y me llevó para conversar afuera. Así que decidí jugar una vez y de esa forma ir sacando información. Me enteré de que no llevan demasiado tiempo trabajando ahí, sólo unos meses y por evasivas deduje que es rentable.

-¿hace cuánto que están acá?
-unos meses…

-¿y les va bien?

-no hemos cerrado po… ¿o no?

No vamos a decir que era un señor muy comunicativo en cuanto a información que pueda perjudicarlo.
El lugar se llama Aladín y cuenta con 32 maquinas de monedas, que funcionan sólo con la moneda de 100 pesos antigua, aunque el chileno picaron sabe que también se puede engañar a la maquina con el viejo escudo, o la moneda de 1 peso, del año de nuestras abuelitas o antes. Había una música bastante movida, cumbias casi todas, y Américo ahí era el rey. Aunque independiente de que ellos pongan una música determinada para generar algo en los clientes, que generalmente son habituales, los jugadores estaban más pendientes de los sonidos que emanaban de la maquina, que los seduce e hipnotiza. Una combinación de pitidos y chicharras capaz de enfermar a cualquiera. Claro, cualquiera que no esté ganando o en vías de. Pero al final, casi todos los que están ahí están “a punto de…” o “en camino a…” y finalmente la mayoría queda en camino a la ruina. Al lado mío había una señora que jugaba y jugaba. De pocas palabras, y al parecer muchas monedas porque echaba y echaba, de vez en cuando llamaba al encargado para que le cambiara. Mismo encargado que me enseño un poco el jueguito mientras bromeaba sobre los ludópatas y celópatas. Así me saco dos monedas sin ningún esfuerzo. Peor que las gitanas que ven la suerte. La señora de repente ganaba y me miraba de soslayo, en un rato me dio algunos consejos para tener más suerte, pero era básicamente gastar más para ganar más. Aproveché eso para meterle conversa, no era muy habladora la señora, como si por hablar demás se le fuera la suerte.

-¿Usted viene harto para acá?
-Si, a veces.
-Sabe jugar, le va bien.
-Depende del día…

-¿Y tiene alguna técnica, ya sabe más o menos como ganar?
-Pura suerte no más, pura suerte

-Jugar harto rato no más ¿o no?
-Si… ¡no po! Si esto es cosa de suerte, a veces uno llega y en un rato gana.
-¿Tiene alguna maquina favorita, en la que ha ganado más veces?

-No no tengo, cualquiera no más, si es pura suerte.

-Bueno, gracias. Hasta luego, que le vaya bien.
-¡PURA SUERTE NO MÁS, PURA SUERTE!

Y cuando me fui, se quedó un rato hablando sola sobre la suerte y ganar. Me llama la atención cómo estos jueguitos están hechos para producir una cierta adicción, yo entré queriendo algunas respuestas y salí con 200 pesos menos. Me fui del lugar pensando en que lo que acababa de hacer: Salir así como así, no es tan fácil para todos. Hay quienes están días enteros y no ganan ni un peso, otros que ganan pero aun así, les cuesta un tremendo trabajo pararse de la sillita y salir por la puerta.
La famosa y escurridiza suerte no es ni generosa ni compasiva, sólo suerte. Y así como viene se va, sin remordimientos, sin necesidad de una tremenda fuerza de voluntad. A diferencia de la gente que trata inútilmente de ganar o dejar esos adictivos establecimientos.

La suerte… cosa rara la suerte. Hay quienes dicen que la tienen de su lado, a otros se les arranca con la plata. Será media ladrona… La verdad es que la suerte es eso no más,
pura suerte. Pero por ella se hacen y dejan de hacer tantas cosas, que si la famosa señora suerte supiera, andaría desaparecida o bien escondida. Si uno de esos, a los que le ha robado, la pilla… hasta ahí no más llegó.

sábado, 20 de noviembre de 2010

La Casa

Iba caminando hacia la casa de mi abuela, pensando en todo lo que había sido su vida. Tan llena de historias y experiencias, y al mismo tiempo pensaba en cómo había afectado todo eso en mi propia vida, quizás no directamente, pero si a través de mi madre. Cada vez que entraba en esa casa, tan llena de recuerdos, mi mente no paraba de viajar y sensaciones casi indescriptibles se arremolinaban en mi interior. Cada rincón me traía una imagen vívida y con ella evocaba una historia. Eran muchas las cosas que habían pasado en esa casa, me parecía increíble que ahora estuviera tan silenciosa. Era extraño pensar que todo se había extinguido ahí. Ya nadie habitaba esas paredes, nadie dormía en esas camas y sus piezas se encontraban solitarias como todo mueble que ocupaba aquella imponente casa. Casi no lograba acomodar la imagen que tenía de ese lugar en mi memoria con lo que ahora se presentaba ante mis ojos. La mayoría de las cosas seguía en el mismo lugar que había ocupado por años, y aunque hace mucho que nadie vivía allí, el polvo no estaba tan acumulado, lo que le daba a todo una confusa apariencia de cotidiano. Pero aunque había una falsa normalidad en la casa, yo sabía que no era así. Ya nada era como antes. Tenía miedo, por alguna extraña razón me encontraba muy asustada, y a pesar de haber ido muchas veces a aquel lugar y saber de memoria exactamente cada parte de la casa, sentía que algo me podía sorprender en cualquier momento. Traté de respirar intentando convencerme a mi misma de que era irracional y ridículo sentirme así, yo misma no podía explicar lo que me sucedía. Entre a la pieza matrimonial. Lo único que no estaba igual a como solía ser. Las camas ya no estaban y se encontraba casi completamente desocupada.
Al principio creí que se debía a este cambio mi extraño sentimiento. Pero no era la primera vez que veía la pieza así. No entendía por qué ahora me afectaría ver el espacio vacío. En un intento de alejar mi mente de pensamientos que no lograba comprender, empecé a recorrer el lugar y decidí hurgar en al antiguo ropero. Aun así, el viejo mueble no perdía el esplendor. Toda la casa seguía con su dominante aire de majestuosidad. Como si ella misma se negara a asumir que esos tiempos ya habían pasado. Mirando ropa antigua, que seguía allí y quién sabe desde cuándo no se usaba, me entretuve un rato, pero apenas dejé de hacerlo la misma molestia volvió a mí. Un recóndito lugar de mi mente sabía que algo no era normal, y me decía que fuera cuidadosa por donde curioseaba. Que tuviera cuidado con lo que podía encontrar. Pero yo no lograba encontrarle la coherencia a esa sutil advertencia de mi subconsiente que apenas se asomaba a mis pensamientos. ¿Por qué tendría que encontrar algo peligroso allí? donde lo único que había eran montones y montones de recuerdos. Evidencia física y sentimental de los que habían habitado la casa que fue un centro de reunión y unión familiar en algún momento, pero ahora se hallaba reducida a un lugar de nostalgia. Donde los recuerdos se acumulan en todas las esquinas resistiéndose a ser borrados por el polvo que solo ha logrado suavizarlos. Quise sentarme a descansar y pensar en lo que me causaba ese temor tan infundado. Mi mente engañosa estaba más acostumbrada a recordar el lugar aun amoblado, y era impresionante que estaba tan grabado todo en su correcto lugar que a veces pensaba que aun si no hubiese ni una sola cosa dentro de la casa, yo seguiría viéndolo como alguna vez había sido. Pero la realidad era que en esa pieza ya no había camas ni sillones. Involuntariamente la imagen de mi madre se vino a mi cabeza, la imagine jugando en alguna de las piezas. Invente cómo habría sido su infancia en este lugar. A mi siempre me había dado seguridad, pero no sabía cómo había sido para ella. Fui a otra pieza y me tendí en una cama viendo imágenes creadas por mi misma de mi mamá riéndose con sus hermanos y haciendo alguna travesura. Cosas que de niños seguramente hacían a menudo, y por unos minutos estuve entretenida en ese juego mental. Hasta que sin previo aviso me asaltó la misma sensación de miedo anterior, esta vez me tomó por sorpresa haciendo que me levantara de la cama bruscamente. Luego del mareo que esto me provocó empecé a preocuparme más. Quizás no había sido buena idea venir después de todo. Quise calmarme pensando en algún momento feliz, todos los que venían a mi mente eran de cosas que había vivido en esta casa, pero estaban todos confusos y no lograba distinguir unos de otros. Supuse que el mareo había sido más severo de lo que había pensado en un principio. El miedo, que en un principio era sutil, también se había acentuado. Sentía una pequeña punzada de dolor que me hacía dificultoso respirar. No dejaba de dar miradas hacia atrás. Me sentía observada y había perdido la noción del tiempo. ¿hace cuánto que estaba allí? Me distrajo una foto colgada en la pared. Aparecía mi abuela y dos de sus cuatro hijos, ninguno de ellos era mi mamá, pero la foto era muy linda. No era la primera vez que la veía, buscando algo familiar para sentirme más protegida, fui hacia la pared en que sabía que había una foto de mi madre. Al llegar al retrato, mi primera reacción fue acercarme y abrazar la imagen de mi mamá como un absurdo consuelo. Pero al alejarme me sentí desorientada porque la persona que me devolvió la mirada no era mi mamá, me impresionó el parecido que tenia con su hermana y dude de mi pensando que extrañamente me había ido al lugar equivocado, porque no podía ser que siempre hubiese confundido a mi mamá con su hermana mayor. Me giré en un intento de ver cual era la pared correcta, pero no me había mareado tanto como creí para llegar a otro lugar. Esa era la foto que buscaba, pero no podía ser, porque esa no era mi mamá de niña. Volví a examinar la foto detenidamente, casi esperando que nuevamente estuviera la imagen que recordaba tan bien y que había visto tantas veces. Terminé convencida de que había sido un error de toda la vida, de otra manera no me lo explicaba. Con esa sensación de extrañeza me fui en busca de otra foto, esta era particularmente una de mis favoritas, salían los cuatro hermanos y mi abuela muy joven y bonita. Al llegar al cuadro me detuve en seco, esto no podía estar pasando. Esta vez la foto si era la correcta y exactamente igual a como la recordaba excepto por un gran detalle. Mi mamá tampoco aparecía allí. La foto era igual sólo que había tres niños nada más. Mi corazón latía aceleradamente y la sensación de temor que me estaba acechando desde que entré a la casa se abalanzó sobre mí con toda su fuerza y el pánico me dominó. Desesperada corrí en busca de otra fotografía, en algún lugar tenía que quedar una en la que mi mamá si apareciera. Pero fue inútil, en toda la casa no había una sola imagen de mi madre. Registré los cajones y cada closet en busca de las fotos que recordaba detalladamente, con una última y débil esperanza, quizás estaban guardadas por razones que no llegaba a entender, ni podía imaginar, en ese momento tampoco me importaba el por qué. Quería que las cosas tomaran su curso natural otra vez. No encontré fotos, instantáneas, postales ni negativos. Pero aparecieron algunos registros de nacimiento y recortes de diario. Todos eran de los tres hermanos de mi mamá. Pero no había, nuevamente, nada que diera constancia de la existencia de la mujer que tan desesperadamente deseaba ver. Era absurdo, sabía que eso no quería decir nada, pero era todo tan extraño que me angustiaba enormemente. Subí a las piezas nuevamente y antes de entrar a la pieza principal, otra cosa llamo mi atención. Más bien la falta de: la foto de mis hermanas y yo que estaba junto a las demás de los nietos y bisnietos de mi prospera abuela. Estaba a punto de colapsar y preparándome para despertar en cualquier momento de esta pesadilla. ¿Quién y por qué razón había quitado nuestras fotos? Todas las demás estaban allí donde siempre. Las caras sonrientes de mis primos me miraban de todas las paredes y no parecía que hubiese un espacio vacío. Pero para mí se veía grotescamente desnudo ese espacio de la pared dónde siempre estuvo la imagen de las cuatro nietas, hijas de la hija menor. Miré el arbolito que tenía justo once mini porta retratos, uno en cada hoja, pero que nunca había sido rellenado con las fotos de los once nietos. El alma se me fue a los pies y me sentí desfallecer, el frenético palpitar de mi corazón me retumbaba en la cabeza dejándome casi sorda. Allí no había once hojas, sino sólo siete. Y los espacios blancos de siempre estaban ocupados por las caras de mis siete primos maternos. percibí un vacío en mi interior, el suelo blando bajo mis pies y me encontraba sorda pero no como antes, era como estar bajo el agua y tener toda la presión y el peso de la profundidad acuática a mi alrededor, era como si los oídos me fueran a explotar. Tuve un flashback violento y me vi mirando por años esas mismas fotos, llevaba años allí, no eran sólo minutos ni horas. Me vi a mi mirando las mismas fotos que había ahora. Mi mamá no estaba allí, ni en ninguna parte. Yo no estaba allí tampoco. La crudeza de todo me sacudió. y mis propios pensamientos me dieron justo en la cara Mi mente engañosa estaba más acostumbrada a recordar el lugar aun amoblado, y era impresionante que estaba tan grabado todo en su correcto lugar que a veces pensaba que aun si no hubiese ni una sola cosa dentro de la casa, yo seguiría viéndolo como alguna vez había sido...
De pronto la realidad apareció frente a mis ojos. La casa enorme, vacía, aterradora. La casa o lo que quedaba de ella, enterrada entre un millar de edificios, perdida del mundo y la luz del sol, inundada en polvo, desarmándose a segundos, hundiéndose cada vez más en la memoria del barrio que poco a poco la olvidaba. Y yo ahí, un simple recuerdo, que se negaba a perderse con los demás, una invención de alguien que se quedó allí sin querer aceptar que no era real, y que se inventó una historia para que su "vida" tuviera sentido. El descubrimiento de esta horrible verdad, una verdad que era más real que yo misma, destruyó todas mis fantasías y comencé a desvanecerme ante mis atónitos ojos que aún no lograban abarcar toda la revelación que acababa de tener. Antes de desaparecer completamente me forcé a imaginar la casa una última vez como siempre me habría gustado que fuera, como querría que hubiese seguido por la eternidad ,y a mi misma viviendo en ella y disfrutando esas historias que nunca me pertenecieron. Antes de desaparecer completamente decidí no creer en la verdad y borrar de mi cabeza imaginada, la realidad para dejarme invadir por la ficción, esa ficción que era mi verdad.




martes, 16 de noviembre de 2010

felices para siempre... y después?




Hahahahahahahhahaha...
Se han fijado que siempre las peliculas Disney terminan en "Y fueron felices para siempre".
Bueno, ya sabemos por qué lo dejan hasta ahí. Para no mostrar esto xD aahahahahahaha algo mas livianito para reirse un rato. para mis queridas lectoras xD (0sea tu Carla :D)

lunes, 15 de noviembre de 2010

Esperando...




Le dijeron que esperara, y así lo hizo.
Por esos años aun se creía que una mujer decente debía esperar, en vez de buscar. Se nos relegó de la sociedad, se nos dio un papel pasivo. Esperar... ¿Al príncipe azul? verde, rojo, amarillo. Da igual el color, se tomaba lo que llegara primero, porque nunca se sabe si vendrá otro después. Si el famoso señorito no se ubicaba bien, si se llegaba a perder o peor, ¿y si nunca quiso venir por estos lugares? La cosa es que una debe estar tranquila hasta que alguien llegue, porque tampoco se trata de hacer la vida y después encontrarse con el amor, no no no. Una mujer decente debe tener claras sus prioridades. "Sus"... ¿son realmente suyas?
Si esperaba el suficiente tiempo, alguien vendría.
Si esperaba más, sí valdría la pena.
Si esperaba más aún, sería un ejemplo de decencia.
Si esperaba demasiado... era una tonta.
Ella se quedó ahí, plantada, echando raíces porque así debía ser una buena mujer. Nada de andar patiperreando. ¿Qué es eso de conocer el mundo?
Una mujer debe conocer su casa y a su marido, además de las recetas que le cocinará. No hay que ponerle demasiado adentro de la cabeza a las mujeres. Se les hacen ideas y se vuelven peligrosas.
Siempre hay que pensar en las mujeres como una amenaza en potencia. Si se las trata como es debido, todo está bien. Pero mucho cuidado con darles más de lo que merecen.
La mujer es la reina de la casa. Debe tener los pies bien plantados en la tierra.

Le dijeron que esperara... y sigue esperando. Otras no fueron decentes, a otras nos les importó. Otras fueron felices, esperaron poco. Otras no esperaron. A ella le dijeron que esperara.

De las otras se habló mal por un tiempo, de las otras ya nadie se acuerda. Ella si, ella las recordó cada día que esperó, hasta que la espera se convirtió en todo y en nada.
De las otras pocos se acuerdan, de ella nadie. Nadie se acuerda de ella.

Por esos años aun se creía que una mujer decente debía esperar, por esos años aun se creía que las mujeres eran un artículo más de la casa.
Ahora ella es un artículo más del bosque, cualquier hombre puede llegar, pero ya es muy tarde, lo único que pueden hacer es regar sus fantasías, aquellas con que la llenaron toda su vida como las tierra a sus raíces, o talar las ilusiones que le quedan.

Ella está esperando en el bosque, alerta. Si alguien llega, pasará por su lado sin notarla y ella seguirá allí.

sábado, 13 de noviembre de 2010

La milagrera


Su nombre era Ester Milagros. En parte era culpa de su madre, ella era la que se empecinó en ponerle el nombre de su madrina, Ester, y su marido no pudo negarse. Pero él quería que se llamara Milagros de una u otra forma y si no hubiera insistido se habría terminado llamando Ester Dolores, como su mamá. Siempre había pensado que por eso no podía hacer milagros... Ester viene de Estéril y al ser ese su primer nombre anulaba el segundo. Su padre debería haberse rendido al perder la batalla del primer nombre. Al menos de haberse llamado Ester Dolores, se habría evitado mucho sufrimiento. Pero sus padres, Dolores y Juan, no sabían esto. Era una teoría que ella había elaborado hace algunos años, cuando tenia 14 años y sus padres acababan de morir al caer su carreta en un estero, estero. Otra razón más para creer que nada que viniera después de Ester podía ser bueno, a menos que fuera Dolores o Soledad. Y a Dios gracias que eran muy creyentes y pensaron que ponerle más de 2 nombres sería un pecado o al menos irrespetuoso contra el Señor. Cuando al fin nació Milagros, (como solían llamarla para gusto de Juan, aunque eso no quitara el designio de Ester, para disgusto de ella.) luego de un largo tiempo de intentar tener hijos, sus papás asumieron que no tendrían más y si hubiesen podido le habrían puesto cuanto nombre tenían pensado para los muchos hijos que planeaban tener. Quién sabe de cuánta cosa la habrían privado sin saberlo. Todo esto revoloteaba por la mente de la milagrera mientras miraba a esta desolada gente. Las cosas que le pedían eran tan simples, que eso sólo la hacia más miserable. Cómo no iba a poder concederles esas peticiones. Esos pequeños pero enormes detalles que cambiarían sus vidas tan drásticamente. Quiso volver en el tiempo y convencer a su madre de que la madrina, a la que tanto cariño le tenía por haberla criado, no sabría siquiera que su nombre había sido reciclado para halagarla, ocasionando la desgracia de una pobre e inocente niña, que de niña ya no tenia casi nada en estos momentos. Quiso ir hacia su complaciente padre y decirle que se armara de valor y no cediese en su deseo de llamar a su primogénita y única hija Milagros y sólo Milagros. Le habría gustado ir más atrás aun y hacer que la madre de la madrina de su madre fuera llamada de otra forma, pero no podía hacer milagros. No era que no tuviese la posibilidad, sus dones estaban ahí pero atascados, atorados. Se encontraban años y décadas tras la potente fuerza de su corto pero imponente primer nombre. Y allí eran inútiles, la llenaban hasta casi reventar pero no podía utilizarlos, no a su antojo al menos. Nunca tuvo hijos, pensaba en eso cómo otra consecuencia, pero a pesar de que le dolía, creía que era para mejor. Quién sabe cuál habría sido el nombre elegido para su progenie, y cuáles sus consecuencias. Se paseó una vez más por la sala, nerviosa. Todos la miraban. Cada par de ojos fijos en ella siguiendo cada movimiento que hacía, cada paso que daba. Cuando completaba otra vuelta, aunque fuera idéntica a la anterior, siempre esperando que esta vez sí: al finalizarla les cumpliría lo que tanto esperaban. Pero no lo haría, simplemente no estaba en sus manos. Ella quería, en serio quería. Pero todas sus intenciones eran estériles y se ahogaban en la orilla de sus deseos. No debía sentirse mal por esto, no es cómo si pudiera hacer algo al respecto, "así me llamo, y así resultaron las cosas para mi debido a ese importante y decisivo hecho. Después de todo, cuánta gente querría ayudar a las personas desafortunadas que se cruzaran por su camino si tuviera la oportunidad. Pero siempre hay algo que lo impide. Mi excusa es el nombre con que me bautizaron mis padres, y con el que debo cargar por el resto de mis días... ¿cuál es la tuya?"

♥SweeNeY ToDD ♥

Jacki

JacK SpaRRoW

JacK SpaRRoW
jack sparrow dibujado x mi :D

La Sirenita

Wall-E

Sweeney